
Texto por Anna Fux
Ilustración por Ocean Gao (@baby.phag)
Desde la semana pasada tenía establecido como fondo de pantalla de mi teléfono un póster de un Insta live sobre solidaridad entre la comunidad asian y la comunidad negra. Esta semana una avalancha de publicaciones en las redes sociales me insisten de facto en la vital importancia de talleres como el que me recordaba mi móvil cada vez que lo desbloqueaba.
Otro policía blanco ha asesinado a un hombre afroestadounidense. Su nombre era George Floyd y tenía 46 años. Mientras ello ocurría, a su lado, callado, inmóvil, un agente asian. Las imágenes de su complicidad se viralizaron en todas las plataformas.
Desde Pai Pai nos propusimos, desde un principio, no reaccionar, sino ser activas frente al racismo. No queríamos estar un paso por detrás de la actuación blanca. No queríamos limitarnos a responder a lo que la supremacía blanca hace con nuestras vidas.
Ocurre que también yo como asiáticadescendiente, próxima a la blanquitud, ostento un lugar en la cadena de violencia. Tampoco nuestra comunidad es libre de racismo antinegro. Por ello, el antirracismo real solo es aquel que cuestiona el sentimiento antinegro de nuestras propias comunidades.
Mientras las imágenes de aquel policía asian me persiguen, me invaden muchas dudas. Entre ellas solo una certeza: no se trata de absolver al agente porque una no quiera justificar o generalizar a toda una comunidad; es una cuestión de reconocer nuestra responsabilidad asian en un mundo claramente racista, pero sobre todo antinegro.
También me pregunto cuál es el margen de maniobra que nos queda, en aquel cruce donde intersecciona lo asian, lo racializado pero no negro, y la calle sin salida que es ser minoría modélica. Sé que el no compartir las imágenes del asesinato, el educarnos y deconstruir el propio racismo es solo un inicio.
Nuestra liberación antirracista tiene un largo camino que se recorre haciéndose muchas preguntas. Como acertadamente preguntaba Rachel Cargle: ¿Nos importan de la misma manera las personas negras que están vivas como aquellas que son matadas injustamente?
¿Cómo podemos compartir información sin seguir retraumatizando a nuestras amistades negras?
¿Qué actos antirracistas hemos tomado este mes que no sean publicables en las redes sociales o visibles para otres?
Ahora más que nunca el antirracismo debe acatar no solo la violencia que nos inflingen, sino también aquella que nosotres, directa o indirectamente causamos, específicamente a vidas negras. En este sentido, ahora más que nunca, centremos en nuestra consciencia la solidaridad asian con la comunidad negra. Tenemos mucho poder para invocar cambio y mucho espacio para crecer.